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No saber lo que quieres no es un fallo. Es falta de espacio.

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Hay momentos en los que parece que nada encaja. Te preguntas una y otra vez “¿qué quiero de verdad?”, y lo único que sientes es confusión, cansancio o una especie de vacío interno.

Y ahí, sin darte cuenta, aparece la culpa. Porque en esta cultura del “tenerlo todo claro”, de los planes, las metas y la productividad, no saber parece un error. Pero no lo es.

No saber lo que quieres no es un fallo. Es una señal. Una invitación del cuerpo a frenar y a escuchar.

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Cuando el cuerpo está saturado, la mente se desconecta

Desde la Psiconeuroinmunología (PNIe) sabemos que el cuerpo no separa lo mental de lo físico. Cuando hay estrés constante —multitarea, pantallas, exigencia, falta de descanso— el sistema nervioso entra en modo supervivencia.

Ese estado activa cortisol, eleva la inflamación y desconecta la capacidad de sentir placer y deseo. Tu energía deja de estar disponible para crear o elegir, y pasa a centrarse en sobrevivir.

Por eso, no es raro que cuando más te esfuerzas por “decidir” o “saber qué hacer”, más bloqueada te sientas. El cuerpo no puede desear cuando está en alerta. Y el deseo —ya sea de una relación, de un proyecto o de una nueva versión de ti— solo aparece cuando hay espacio interno.


El deseo necesita pausa, no presión


El deseo no grita. Susurra. Y para escucharlo, necesitas silencio. No el silencio externo de un día sin ruido, sino el silencio interno que llega cuando dejas de forzarte.

A veces basta con pequeños gestos:


  • Respirar tres veces antes de responder a algo.

  • Comer sin pantallas.

  • Decir “no puedo ahora”.

  • Sentarte cinco minutos sin hacer nada.

El cuerpo es sabio: cuando le das espacio, te devuelve claridad. La claridad no viene de pensar más. Viene de sentir más.


🕊️ Deja de buscar respuestas. Crea espacio para que lleguen.


Si te cuesta saber lo que quieres, pregúntate:

  • ¿Estoy descansando lo suficiente?

  • ¿Qué tanto me escucho frente a lo que los demás esperan de mí?

  • ¿Dónde puedo soltar un poco de exigencia?

A veces no falta motivación, falta silencio. No falta foco, falta ternura. Y cuando vuelves a ti, sin prisa, el cuerpo empieza a hablar.


Frase para recordar

“La claridad no llega cuando piensas más, sino cuando dejas espacio para sentir.”

💌 Pequeño ejercicio diario (5 minutos)

  1. Cierra los ojos y respira profundo tres veces.

  2. Lleva una mano al corazón y otra al abdomen.

  3. Pregúntate: “¿Qué necesito hoy para estar un poco más en paz?”

  4. No busques la respuesta. Deja que aparezca.

Hazlo sin presión, como una cita contigo misma.Porque no hay nada que arreglar. Solo hay un espacio que volver a habitar.

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