“Tu inflamación también es emocional”

laura callejo
5 nov
2 Min. de lectura

Cuando el cuerpo grita lo que la mente calla.

Durante años, hemos aprendido a mirar la inflamación solo desde el cuerpo: la comida, las hormonas, el intestino.

Pero la inflamación tiene también una raíz invisible: la emocional.

El cuerpo no distingue entre una bacteria y una preocupación constante. Ambas activan el mismo sistema: el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal, el que dispara cortisol, adrenalina y acelera procesos inflamatorios.

Cuando vives bajo estrés continuo —incluso si no “sientes” ansiedad—, tu cuerpo se mantiene en modo alerta, creyendo que hay un peligro. Y ahí es cuando el intestino se irrita, la piel reacciona, el sueño se rompe y el cansancio se vuelve crónico.

💬 No es solo lo que comes. Es también lo que digieres emocionalmente.

🔬 Desde la Psiconeuroinmunología (PNIe):

Las emociones reprimidas elevan la inflamación sistémica.
La falta de descanso profundo impide la reparación celular nocturna.
El estrés prolongado reduce la sensibilidad a la insulina y altera la microbiota intestinal.

4 microcambios para desinflamar cuerpo y mente:
Duerme con propósito: No es solo dormir, es reparar. Crea un ritual de cierre 20 minutos antes de acostarte: luz cálida, respiración 4-7-8 y cero pantallas. El cuerpo necesita sentir seguridad para activar la melatonina.
Practica el “slow eating”:Comer despacio reduce el cortisol y mejora la absorción intestinal. Mastica como si estuvieras meditando.
Muévete suave pero constante: El yoga restaurativo, el pilates consciente o una caminata con atención plena regulan el sistema nervioso vagal.
Suelta la culpa del descanso: La inflamación también nace del “deber constante”. Descansar es parte del tratamiento, no un lujo.