“Cuando te cuesta sostenerte, es hora de dejarte sostener.”
- laura callejo
- 21 oct
- 2 Min. de lectura

Hay días en los que ni la respiración profunda, ni el té caliente, ni el “voy a estar bien” alcanzan.Días en los que simplemente… te pesa todo. Y no porque estés haciendo algo mal, sino porque llevas demasiado tiempo sosteniéndolo todo tú.
Tu cuerpo también se cansa de sostener
Desde la PNIE sabemos que cuando el cuerpo está en modo supervivencia —cuidar, cumplir, contener, resolver—, el sistema nervioso simpático (el del “hacer”) se queda atascado. Tu cortisol sube, tu digestión se frena, tus músculos se tensan, tu mente no para.
Y aun así, sigues. Porque eres de las que “pueden con todo”. Hasta que un día… ya no puedes más.
Dejarte sostener también es autocuidado
No es rendirte. Es repararte. Cuando dejas que alguien te escuche, te abrace, te acompañe… tu cuerpo lo interpreta como seguridad. Y ahí, justo ahí, comienza la sanación.
Tu respiración se hace más lenta.
Tu pulso baja.
Tu sistema inmunitario se reactiva.
Tus emociones, por fin, encuentran espacio.
No se trata de necesitar. Se trata de permitirte recibir.
Ritual de “Dejarte Sostener” — un ejercicio para volver a confiar en el apoyo
Nos cuesta pedir ayuda. Nos cuesta decir “no puedo más”. Nos cuesta incluso reconocer que estamos cansadas de ser las que sostienen a todos.
Pero el cuerpo no miente: los hombros duelen, el pecho pesa, la mente se satura. Y eso, biológicamente, es agotamiento del sistema nervioso.
Desde la PNIE sabemos que cuando no te permites descansar ni delegar, tu cuerpo activa un modo de alerta constante: cortisol alto, digestión bloqueada, inflamación crónica y fatiga emocional.
Por eso, aprender a dejarte sostener también es medicina preventiva.
Ritual “Dejarte Sostener” (10 minutos que pueden cambiar tu día)
1️⃣ El gesto — Permitir el contacto. Busca un abrazo largo o un contacto físico suave (una mano sobre tu espalda, tu propia mano en el corazón).Mantén ese gesto durante al menos 20 segundos.💡 A ese tiempo, tu cuerpo empieza a liberar oxitocina, la hormona del vínculo y la calma.
Si estás sola, abrázate tú misma. Siente el calor de tus manos. Respira. Tu cuerpo no distingue entre amor propio y amor ajeno cuando la intención es auténtica.
2️⃣ La palabra — Abrir espacio para recibir. Pronuncia en voz alta una de estas frases (elige la que más resuene contigo):
“No tengo que poder con todo. ”“Puedo pedir ayuda sin sentirme menos. ”“Hoy me dejo cuidar.”
Decirlo en voz alta cambia tu bioquímica. Tu cerebro lo interpreta como una orden de seguridad, baja la tensión del sistema simpático (el de la lucha o huida) y activa el modo reparación.
3️⃣ El refugio — Elegir un espacio donde bajar la guardia. Busca un lugar o una persona donde no tengas que demostrar nada. Puede ser tu pareja, una amiga, tu comunidad, o un momento contigo misma con música suave y una vela encendida.
Solo si el cuerpo se siente seguro, puede empezar a sanar. Tu sistema nervioso necesita señales de refugio para volver al equilibrio: calma, presencia, aceptación.
"Dejarte sostener no te quita fuerza. Te devuelve la vida."
Suscríbete y empieza a sentirte acompañada desde hoy: plan suscripción




Comentarios