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“Ser madre no debería significar dejar de ser mujer”

 

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Nos contaron que al convertirnos en madres, el “yo” debía quedarse en pausa.Que todo lo demás —el cuerpo, los sueños, los espacios, la calma— debía pasar a segundo plano.Y sin darnos cuenta, aprendimos a desaparecer de nosotras mismas mientras sosteníamos el mundo de los demás.


Pero la verdad es que la maternidad no borra a la mujer que fuiste. La transforma, sí. La desordena. La sacude. Pero no la elimina. Solo que en el ruido del día a día, entre pañales, reuniones, deberes y culpas, esa parte más profunda empieza a callar.


💬 Y cuando calla demasiado, el cuerpo lo grita.

Desde la Psiconeuroinmunología (PNIe) sabemos que el exceso de cortisol, la falta de sueño y la sobrecarga mental pueden alterar tu sistema hormonal, digestivo y emocional. No es flojera. Es biología tratando de recordarte que también tú necesitas espacio para ti.



🌿 3 recordatorios fisiológicos y emocionales para reconectar contigo:


  1. El descanso no es negociable. Dormir bien regula la leptina, el cortisol y la oxitocina. Y sí, la oxitocina —la hormona del vínculo— también se activa cuando te abrazas, te das placer o simplemente te permites respirar sin prisa.

  2. Tu deseo no desaparece, se adormece. La fatiga, la inflamación y el estrés bloquean la dopamina y el libido. Recuperarla no es cuestión de “querer más”, sino de volver a sentirte segura y conectada con tu cuerpo.

  3. Ser madre y ser mujer no se excluyen. Puedes ser cuidadora y también libre. Entregada y también deseante. Fuerte y vulnerable. Completa. No fragmentada.


Frase para integrar:

“Cuidarte no te quita tiempo para tu familia, les enseña cómo se ama de verdad.”


Mis planes y mi comunidad están pensados para mujeres completas: mujeres que ya no quieren elegir entre cuidar o sentirse vivas, entre darlo todo o darse también a sí mismas.

Únete y recuerda que ser madre no significa dejar de ser mujer.

 
 
 

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