Tu cuerpo también necesita que lo escuches, no que lo arregles
- laura callejo
- 24 oct
- 1 Min. de lectura

Hay algo que solemos olvidar cuando entramos en el camino del bienestar: tu cuerpo no está roto, está hablando.
Cada síntoma, cada tensión, cada inflamación o cansancio que aparece no es un enemigo…es una señal. Una conversación pendiente contigo misma.
Durante años nos enseñaron a mirar el cuerpo como algo que hay que controlar, moldear o corregir. Pero el cuerpo femenino no funciona desde la exigencia. Funciona desde la escucha, desde la sintonía con sus ritmos naturales, desde la comprensión de que la biología y la emoción están entrelazadas.
Cuando el sistema nervioso se siente seguro, las hormonas se regulan. Cuando digieres tus emociones, también digieres mejor los alimentos. Cuando te das descanso, el cuerpo deja de “gritar” con migrañas o cansancio extremo.
Por eso, más que intentar “arreglarte”, lo que tu cuerpo necesita es que lo mires con curiosidad y ternura. Que te preguntes:
¿Qué intenta contarme mi dolor de cabeza?¿Qué parte de mí está pidiendo una pausa?¿Qué emoción no he permitido sentir todavía?
Escuchar al cuerpo es un acto de madurez emocional. Es volver a habitarte. Es soltar la idea de que algo está mal en ti y comenzar a reconocer la sabiduría que ya vive dentro.
Tu cuerpo no necesita más control, necesita más confianza. Y cada vez que eliges respirar profundo, comer con presencia o descansar sin culpa, estás diciéndole: “Te escucho. Te creo. Estoy aquí contigo.”
💬 Frase para recordar:
“El cuerpo no se cura con castigo, se sana cuando se siente seguro.”
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